El intercambio (Sasuhina) Capítulo 2

 Bajó los palitos a medio bocado.

Cuando Naruto por fin le dijo lo que había estado tratando de decirle durante toda la tarde, la delicada burbuja que era su relación por fin estalló.

Pero Hinata no expresó nada, estaba en un verdadero estado catatónico; un estupor en donde trataba de digerir la situación sin resultados.

Naruto le dijo que lo pensara.

Pero no había nada que pensar; ella no quería compartirlo con nadie más.

El proponer un intercambio de parejas significaba que él quería tener intimidad con alguien más o para ser más claro, con Sakura Haruno. 

Ella había tratado de sustituir ese amor que sentía su novio pero parecía que había fracasado. 

Como en muchas otras cosas en su vida. 

Ella era atenta con Naruto, amorosa, le daba su espacio cuando veía que lo necesitaba, no le pedía nada y le daba todo. Parecía que no importaba que le ofreciera, él nunca la amaría como a Sakura. Realmente creyó que cuando él la fue a cortejar era porque sentía algo por ella, no lo que sentia por Sakura, pero algo que por lo menos fuera suficiente para ella poder ganarse su corazón.

Estaba al tanto de los intercambios; era como una nueva modalidad. El equipo 10 parecían ser unos de los que practicaban la modalidad o algo así. Pero a Hinata no le gustaba ese tipo de cosas, no estaba en su naturaleza tener relaciones por mero placer, ella tenía que tener sentimientos por el otro, y al único, que por mucho tiempo había amado, era a Naruto.

Si él quería estar con Sakura; ¿por qué no simplemente la dejaba y se marchaba con la kunoichi médica? ¿Era por lástima hacia ella? No. No creía tal cosa de Naruto. Pero ¿si funciona? ¿si era solo curiosidad? Podría ser que después que Naruto terminara con esa curiosidad que tenía hacia su compañera todo regresará a la normalidad.

La realidad es que Sakura no amaba a Naruto por eso estaba consciente que él había acudido a ella. Naruto había sufrido demasiado en la vida para seguir una vida de decepciones. Sin familia y con una infancia solitaria, Hinata quería ser la que le diera esa compañía incondicional que él tanto se merecía.

Incondicional

La naturaleza tímida y sumisa de Hinata, mezclada con su devoción la llevaba una y otra vez a acceder a cualquier cosa que quisiera Naruto, no importaba que.

Con mucho dolor y con algo de humillación, aceptó el trato. Se limito a asentir con la cabeza, o eso creyo. Estaba experimentando una desconexión con su cuerpo, no sabia que sucedía a su alrededor.

 Ella quería ver a Naruto feliz y tenía la esperanza de que esto fuera pasajero. El amor se pone a prueba y quizás ese era la suya. Si era algo que se acostumbraba entre las parejas de hoy en día quizás era lo que necesitaba la relación. Ella no lo encontraba apropiado, quizás por ser educada con tanto recato, pero había aprendido a dejar muchas cosas atrás para mover su noviazgo. No todo resultaba como uno deseaba, aprendió a corta edad.

“No te arrepentirás Hinata; será emocionante. Si algo te incomoda sobre esto, me lo dices. Sabes que no te obligaría a nada que no quisieras. Sasuke es serio pero no te lastimaría y jamás haría algo que te hiriese o él sabe que me encabronaria, así que tranquila.”

Hinata palideció al escuchar el nombre del portador del Sharingan pero su novio pareció ajeno a esto. Le dio un beso y se fue a entrenar dejando a Hinata con otra preocupación más.

Sasuke

Ella no había pensado, ni por un momento, en lo que a ella le tocaría realizar en la parte del trato al momento de tomar su decisión. Solo se había enfocado en dejar que Naruto durmiera con Sakura, se había olvidado por completo con quien ella...

Sasuke Uchiha.

Intimar con el hombre más temido de la aldea. El ninja más peligroso de la nación. 

Entro en panico. Agradeció que Naruto no estaba para presenciarlo. Empujó su plato suavemente de la mesa; puso dinero al lado de lo que restaba de su comida y se fue del restaurante como un pescado fuera del agua. Se recostó en una pared, apretando sus ojos fuertemente, mientras trataba de buscar la manera de respirar apropiadamente y recuperar su compostura. Solo deseaba que nadie la viera así en el callejón. 

Ella estaba familiarizada con Sasuke. Lo veía con mucha frecuencia desde que era novia de Naruto. A pesar de sus crímenes cometidos, había sido perdonado por consenso, no exactamente unánime, por su participación en la victoria de las naciones ninjas. Este protegió su aldea; sin su ayuda la guerra habría estado perdida. Había muchas personas que consideraban que no era apropiado tener a alguien tan peligroso como un Uchiha vivo, pero ella era de las pocas personas que sabía, de solo mirarlo, que ya no era un peligro.

Por un tiempo, ella, al igual que el resto de su aldea, temía al nombrado. Uchiha era otro nombre para la maldad. Sin embargo Hinata tenía un sexto sentido para las personas y la primera vez que se atrevió a mirar los ojos oscuros de él, vio muchas cosas, la malevolencia no era una de ellas. Había resentimiento, frustración, coraje, soledad pero no maldad. Era solo una persona mal orientada por una vida trágica y con un corazón, quizás, irremediablemente roto. A muchos se les habría ocurrido lo mismo si hubiesen estado en los zapatos de él. 

Ayudaba a sus conclusiones que Sasuke siempre era amable y respetuoso con ella. Era reservado y callado pero no de una manera fastidiosa. Parecía tener un sentido de justicia muy marcado que ella respetaba y aunque Neji no lo viera de esa forma, ella consideraba que tenía cualidades parecidas a su primo, como su sentido de ética, honor y una extraña sabiduría que solo se adquiere por el dolor de una vida cruda y llena de decepciones.

Ella jamás lo había visto con los ojos que ahora debía verlo.

Sentía como su cabeza se hacía ligera por la falta de oxígeno, tenía que calmarse de alguna forma aunque era difícil con la rafaga de pensamientos que la ahogaban.

Tener intimidad con él era inconcebible. Lo consideraba atractivo, no era ciega, excepto que rara vez eso ocupaba sus mente. Solo pasaba cuando alguien lo mencionaba y ella lo afirmaba mentalmente, además no era el tipo de hombre que la cautivaba. En realidad, no sabía qué tipo de hombre le gustaba, por mucho tiempo, solo amo a Naruto y para ella ese era su tipo de hombre. Alguien, efusivo, alegre, alguien que brillara por sí solo. 

Para nada eso era Sasuke. 

Como flashes venía lo que Naruto le había hablado. Ella era la que faltaba en aceptar el trato, eso significaba que Sasuke había aceptado. No solo dejar que su novia durmiera con Naruto, sino él dormir con ella.

Su respiración se calmaba mientras su mente se llenaba de cuestionamientos que cubrían su desgracia.

¿Porque Sakura, que amaba de manera casi obsesiva a su novio, quisiera compartir a Sasuke? ¿Por qué Sasuke aceptaría algo como esto? No lo conocía a profundidad pero no lo imaginaba siendo el tipo de intercambiar novias. 

Lo mismo pensaba de Naruto y se había equivocado.

Abrió los ojos como si así pudiera ver mejor en sus recuerdos.

Hinata había sido una de las sorprendidas por la relación de la ninja médico y el vengador. Sasuke no parecía ni siquiera interesado en nadie o para ser más precisos nada, ella había concluido que era solo introvertido, o si se podría decir de alguien como él, tímido. Eso explicaba porque no mostraba muestras de cariño en público por Sakura, como lo hacía Naruto con ella.

Su respiración se descontrolo de nuevo.

Quizás sería un amante frío; eso la asustó. Naruto no era perfecto pero si era afectuoso y cariñoso, no imaginaba el acto sexual de otra forma, no quería imaginarlo de otra forma, aunque él resultará el mejor de los amantes no cambiaría su idea.

El intimar era algo que no se le daba tan natural como a otros. Le gustaba pensar que ella no era tan estoica como su familia sin embargo la manzana no caía muy lejos del árbol. Todos la creían suave, y tímida, cosa que no molestaba porque así se proyectaba pero muchas veces esto ocultaba la frialdad y dureza que caracterizaba su apellido. Lo confirmó cuando comenzó su relación con Naruto. Muchas veces era solo torpeza de unos jóvenes experimentando algo nuevo, otras veces, entendía ella, que era su inhabilidad para conectar sus emociones a sus deseos físicos. Tantos años de represión, etiqueta y dureza en su crianza, fue todo una tarea deshacer. No es que no disfrutara intimar con Naruto, todo lo contrario, lo anhelaba, pero hubo un momento de aprendizaje y romper con paradigmas engranados en ella que dificultó su vida íntima. 

Si con el amor de su vida, la persona que anhelo de niña y por el cual haría cualquier cosa, había sido un reto intimar, era inaceptable la idea de poder realizar tales actos con otro hombre.

Había accedido que Naruto durmiera con Sakura, por otra parte no ella con el Uchiha. No sabía cómo salir de esta situación que terminó enredada por no poder lidiar con los aspectos más dolorosos de la propuesta. Pero al fin de cuentas un trato era un trato; y ella no creía prudente negarse a última hora.

Como en muchas ocaciones su pánico fue sustituido por la mascara del deber; la que usaba todos los días en misiones, en su clan, algunas veces hasta con Naruto y salió del callejón con un remolino dentro que nadie vería en su cara. Todos creerían que estaba bien o por lo menos no sabrian la humillación que traería de ahora en adelante como su sombra siguiéndola a todas partes.


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